Amo a la muerte,
divino recordatorio de la vida,
en el principio de mis días
me recordaste que soy tu antinomia,
marcaste tu presencia llevándote
a la coautora de mi vida,
adorado y sublime fin
inflexible e impiadoso juez de lo limitado,
aunque todo en ti sea bruma y oscuridad,
tu presencia siempre nos sabe a vida,
en el abeses doloroso camino de la existencia
eres nuestra savia de cordura y sensatez.
Te amo,
aunque tu nombre sea maldecido
y tu presencia jamás deseada,
¿cómo no decir que te amo?
si todo lo perdurable de mi vida
te lo debo a ti,
y a pesar de lo inmenso de mi amor,
vivo rogándole a la vida
que posponga lo máximo posible
nuestro tan ansiado encuentro.
Amo a la muerte
divino recordatorio de la vida…Fin
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